La función del logopeda es tratar los trastornos de la comunicación, del lenguaje oral y escrito, del habla, de la audición y de todas las funciones orales asociadas, como la respiración, la masticación y la deglución.

 

Es importante saber en qué momento recurrir a un logopeda. ¿Cuántas veces hemos visto a un padre o una madre preocupados por cómo se comunican sus hijos y recibir consejos como “tranquilo, ya hablará” o “es normal que trague así” o “no te preocupes, aún es pequeño”, sin saber realmente si existe una dificultad real?

 

Desde nuestra página web, ofrecemos una lista de signos de alerta que ayuden a detectar dificultades dentro de nuestro ámbito de intervención:

 

  • Si antes de los 12 meses el bebé no conecta con la mirada, no sonríe, no balbucea, no interactúa con los demás en juegos de falda o no hay reacción cuando se le llama o escucha ruidos.
  • Si, a partir de los 12 meses, no señala objetos para hacer peticiones o no dice ninguna palabra.
  • Si, a los 2 años, no ha adquirido un vocabulario de unas 50 palabras y no hace frases uniendo dos palabras.
  • Si, entre los 2 y 3 años, no se da a entender, no construye frases o no utiliza verbos.
  • Si, a partir de los 4 años, no se le entiende bien fuera de su núcleo familiar, tiene dificultades en la relación social o presenta una tartamudez persistente.
  • Si, entre los 5 y 6 años, no es capaz de explicar una anécdota, confunde los tiempos verbales o tiene un discurso poco elaborado.
  • Cuando inicia la educación primaria, es importante estar atentos a los procesos de aprendizaje de la lectura y escritura, el razonamiento lógico-matemático y el cálculo. Normalmente, la misma escuela suele detectarlos y avisar a la familia. En caso contrario, es importante observar si hay una lectura costosa, si se confunden las letras o si se comprende lo que se lee.
  • En la adolescencia, en la etapa adulta o en la vejez, si se observa algún tipo de cambio en el lenguaje, como no poder decir algunas palabras o no entender lo que se le dice.
  • Si se observa que la voz cambia con frecuencia o se queda sin ella.
  • Si se observa dificultad para tragar o masticar algún alimento o si se produce atragantamientos frecuentes, en cualquier etapa de la vida.

 

Por todos estos motivos, ante cualquier signo de alarma, es recomendable acudir a un logopeda para que realice una valoración adecuada y así descartar una dificultad o, en caso de necesitar una intervención, pueda recibirla lo antes posible, aportando así mejores diagnósticos a los pacientes.